terça-feira, 6 de agosto de 2024

Mes del Inmaculado Corazón de María - Día 14

 

Oración inicial para todos los días

  • Por la señal de la Santa Cruz...

    Dios te salve, oh Purísima Virgen María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Ofrecedle, oh Santísima Madre mía, todos mis pensamientos, palabras y obras; todas las oraciones, súplicas y limosnas, todos los actos de piedad, mortificación y caridad que haré en toda mi vida y particularmente en este día. Alcánzame la gracia de hacer todo con tal pureza de intención y deseo de agradar a Dios, nuestro Señor, que me atraiga Su santa bendición. Todo lo consagro a tu Corazón Inmaculado, suplicándote que me alcances la gracia de que adore con él a la Santísima Trinidad y al Divino Corazón de Jesús, y al mismo tiempo, implore por él la gracia de mi conversión y la de todos los pecadores; oh Santísima Virgen María, ¡mi buena Madre! Guárdame siempre de toda culpa y ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; y acógenos en tu maternal Corazón, y no nos sueltes de tu mano hasta introducirnos en la Patria celestial, donde podamos disfrutar de la vista del Señor y de tu compañía por toda la eternidad. Amén.

 

    Oh Inmaculada Virgen María, concebida sin pecado, acudimos a ti para que supliques al Eterno Padre que nos conceda el perdón de todos nuestros pecados. Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 

    Oh Purísima Virgen María, concebida sin pecado, ¡afectuosamente te suplicamos que alcances de tu Divino Hijo Jesús la pronta conversión de todos los pecadores! Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 

    Oh Santísima Virgen María, concebida sin pecado, ¡por tu clementísimo Corazón, pide al Espíritu Santo que nos inflame en Su divino Amor, para que todos perseveremos en la gracia del Señor hasta la muerte! Amén. Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 
Dia 14
Corazón de María, abismo de humildad

    “Sólo María Santísima, sin haber sido tocada por el pecado de Adán, sin experimentar sus peligrosos y feos efectos, conoció el arte de la mayor humildad y la sublimó al máximo. Solo por conocer su naturaleza de criatura, se humilló más que todos los hijos de Adán que, además de la naturaleza terrena, tienen los pecados personales. La humildad de estos fue consecuencia de haber sido antes humillados, y por la humillación entraron, como a la fuerza, en la humildad y tuvieron que confesar con David: ‘Antes de humillarme, erré’; y en otro verso: ‘Fue bueno, Señor, que me hayas humillado, para llegar a conocer tus justificaciones’. La Madre de la humildad, sin embargo, no entró por la humillación y antes fue humilde que humillada. Nunca humillada por culpas y pasiones, sino siempre generosamente humilde. No se puede medir a los hombres con los ángeles, porque estos son superiores, de naturaleza sin pasiones y culpas. A pesar de ello, estos espíritus soberanos no pudieron alcanzar la humildad de María Santísima, a pesar de que también se han humillado ante el Creador, reconociéndose criaturas de Él. María Santísima aprovechó el hecho de pertenecer a la naturaleza terrena y humana para superar a los ángeles en esta virtud. A la naturaleza espiritual de ellos le faltó esa condición para poder humillarse como la divina Señora. Agréguese la dignidad de Madre de Dios y Señora de las criaturas y de los mismos Ángeles, excelencia que ningún ángel poseyó y que sublimó tanto la virtud de la humildad en nuestra divina Maestra. En tal prerrogativa fue singular y única. Era Madre de Dios, Reina de la creación: no ignoraba esta verdad, ni los dones de gracia que había recibido para ser digna Madre de Dios; conocía los prodigios que, por medio de estos dones, operaba y que todos los tesoros del cielo el Señor depositaba en Sus manos y a Su disposición. Con todo esto, ni por ser madre ni por ser inocente, poderosa y agraciada, ni por sus milagros y los de Su Santísimo Hijo, jamás Su Corazón se levantó del lugar en el que se colocara, por debajo de todas las criaturas. (...) Los espíritus divinos se admiraban, menos por las maravillas del Señor, que por la incomparable fidelidad de la beatísima Señora. Todas aquellas obras eran dirigidas por Ella a la gloria de Nuestro Señor, mientras se reputaba tan indigna, como si su presencia en el mundo fuera un obstáculo para las obras de Su Santísimo Hijo, y que Él las hiciera solo por favor de Su misericordia. Por el contrario, por Sus oraciones Ella era el instrumento que inclinaba al Salvador a hacerlas. (...) ¡Oh humildad rara! ¡Oh fidelidad nunca antes vista entre los mortales! ¡Oh sabiduría que ni los Ángeles pudieron alcanzar! ¿Quién hay que siendo el mayor de todos, solo él no se conozca y se considere el menor? ¿Quién supo esconderse a sí mismo lo que todos publican de él? ¿Quién se estimó por despreciable cuando era admirado por todos?” (MCD Tomo III, n 1055 a 1057)

    Ramillete espiritual: Buscaré estudiar en el Corazón de María la virtud de la humildad y con su ayuda ponerla en práctica.

  Oraciones finales para todos los días

    Oh misericordiosísimo Corazón de María, Arca de salvación preservada del naufragio universal de la culpa: Santísima Madre de Jesús y refugio seguro de todos los pecadores, intercede por nosotros y el Señor nos perdonará. Grandes pecadores somos, es verdad; pero por eso necesitamos de una gran misericordia como la vuestra. Vos sois la Madre de la santa esperanza, y por eso esperamos de Vos que nos alcanzaréis del buen Jesús la gracia de una verdadera conversión. ¡Oh dulce Madre y abogada nuestra! Por difícil y desesperada que parezca nuestra causa, no se perderá si Vos la defendéis. Nosotros somos unos hijos delincuentes, pero Vos sois nuestra Madre llena de gracia; nosotros estamos cargados de miserias, pero Vos sobreabundáis en misericordias. ¡Oh Santísima Virgen María! Pedid al Señor perdón para todos los pecadores, tomad a vuestro cargo su pronta reconciliación, para que alcancen la divina gracia y luego la eterna gloria. Por último, os pedimos la perseverancia final para los justos, a fin de que consigamos, por vuestra poderosa mediación, una feliz y santa muerte en el abrazo del Señor y disfrutar luego de Él en vuestra compañía y en la de todos los elegidos por toda la eternidad. Y para más obligar vuestra maternal piedad, os saludamos con toda efusión de nuestros corazones diciéndoos: Dios te salve, Reina, Madre de misericordia...

 

    Pedir con viva Fe y confianza a la Señora la gracia particular que cada uno desea obtener para sí, pidiendo al mismo tiempo por la conversión de los pecadores y en particular de los que fueron recomendados a nuestras oraciones, todo por la mediación y méritos del purísimo Corazón de María. – Se hace una pausa –

    Ahora dirigimos las siguientes preces al misericordiosísimo Corazón de María y se responderá: Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.

 

Corazón de María, concebido sin pecado, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, lleno de gracia,
Corazón de María, santuario de la Santísima Trinidad,
Corazón de María, Tabernáculo del Verbo Encarnado,
Corazón de María, el más semejante al Corazón de Jesús,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, modelo de pureza e inocencia,
Corazón de María, holocausto del divino amor,
Corazón de María, Espejo de todas las perfecciones divinas,
Corazón de María, mar de penas y amarguras,
Corazón de María, traspasado con la espada de dolor,
Corazón de María, martirizado en el Calvario,
Corazón de María, triste y desconsolado a los pies de la Cruz,
Corazón de María, Consuelo de los afligidos,
Corazón de María, fortaleza de los tentados,
Corazón de María, escudo y protección de los devotos,
Corazón de María, terror y espanto de los demonios,
Corazón de María, iris de paz entre Dios y los hombres,
Corazón de María, Paraíso de celestiales delicias,
Corazón de María, trono de gloria,
Corazón de María, digno de toda veneración en el cielo y en la tierra,
Corazón de María, asilo seguro y dulce refugio de todos los pecadores, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores. (Esta última invocación se repite dos veces más)

 

    Bajo tu amparo nos acogemos, Santísima Virgen María, Madre de Dios. No desprecies nuestras humildes súplicas en nuestras necesidades, sino líbranos de todos los peligros espirituales y corporales; ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

 

V. María Inmaculada, mansa y humilde de Corazón
R. Haced nuestro corazón semejante al Corazón de Jesús


    Oremos.

    Clementísimo Dios, que para salvación y misericordioso refugio de los pecadores quisiste que la caridad y misericordia del Corazón Inmaculado de la bienaventurada Virgen María fueran las más semejantes a las del Corazón de Su Divino Hijo Jesucristo, conceded, a los que celebramos la memoria de Su dulcísimo Corazón, que por los méritos e intercesión de la Bienaventurada Virgen merezcamos ser hallados según el Corazón de Jesús. Por el mismo Cristo, nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

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