terça-feira, 6 de agosto de 2024

Mes del Inmaculado Corazón de María - Día 11

                                                  

Oración inicial para todos los días

  • Por la señal de la Santa Cruz...

    Dios te salve, oh Purísima Virgen María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Ofrecedle, oh Santísima Madre mía, todos mis pensamientos, palabras y obras; todas las oraciones, súplicas y limosnas, todos los actos de piedad, mortificación y caridad que haré en toda mi vida y particularmente en este día. Alcánzame la gracia de hacer todo con tal pureza de intención y deseo de agradar a Dios, nuestro Señor, que me atraiga Su santa bendición. Todo lo consagro a tu Corazón Inmaculado, suplicándote que me alcances la gracia de que adore con él a la Santísima Trinidad y al Divino Corazón de Jesús, y al mismo tiempo, implore por él la gracia de mi conversión y la de todos los pecadores; oh Santísima Virgen María, ¡mi buena Madre! Guárdame siempre de toda culpa y ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; y acógenos en tu maternal Corazón, y no nos sueltes de tu mano hasta introducirnos en la Patria celestial, donde podamos disfrutar de la vista del Señor y de tu compañía por toda la eternidad. Amén.

 

    Oh Inmaculada Virgen María, concebida sin pecado, acudimos a ti para que supliques al Eterno Padre que nos conceda el perdón de todos nuestros pecados. Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 

    Oh Purísima Virgen María, concebida sin pecado, ¡afectuosamente te suplicamos que alcances de tu Divino Hijo Jesús la pronta conversión de todos los pecadores! Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 

    Oh Santísima Virgen María, concebida sin pecado, ¡por tu clementísimo Corazón, pide al Espíritu Santo que nos inflame en Su divino Amor, para que todos perseveremos en la gracia del Señor hasta la muerte! Amén. Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 
Día 11
Corazón de María, obsequiosa Esclava del Señor

    “(...) La Reina del Cielo tuvo encantadoras disputas y competencias con los Ángeles, respecto a los trabajos domésticos, necesarios para el servicio del Verbo Humanado y de Su humilde hogar. No había otra persona para realizarlos, sino la divina Señora y los angélicos y fieles vasallos que, para esto, asistían en forma humana, y estaban listos y solícitos para atender a todo. La gran Reina quería con Sus propias manos realizar las humildes tareas de barrer, ordenar los sencillos utensilios, lavar los platos y cacerolas, disponer todo lo necesario. Los cortesanos del Altísimo, sin embargo, verdaderamente corteses y más rápidos en las operaciones, aunque no más humildes, solían adelantarse, haciendo estos trabajos antes que la Reina. Muchas veces la Señora los encontraba realizando lo que Ella deseaba hacer. Inmediatamente obedecían Su palabra y la dejaban satisfacer Su humildad y amor. Para no impedir Sus deseos, decía a los Santos Ángeles: Ministros del Altísimo, espíritus purísimos, en quienes se refleja la luz con que Su Divinidad me ilumina; estos humildes trabajos serviles no convienen a vuestra naturaleza y estado, sino a la mía, que, además de ser de la tierra, soy la menor de todos los mortales y la más obligada esclava de Mi Hijo y Señor. Dejadme, amigos, realizar los deberes que Me corresponden, pues Yo puedo encontrarlos en el servicio del Altísimo, con el mérito que vuestra dignidad y estado os impide lograr. Conozco el valor de estas obras serviles que el mundo desprecia, y el Altísimo me ha dado esta luz para hacerlas personalmente y no confiar en otros.
    “Reina y Señora nuestra, - respondían los Ángeles – es verdad que a vuestros ojos y en la aceptación del Altísimo estos actos son estimables, como vos sabéis. Pero, si al hacerlos conseguís el precioso fruto de vuestra incomparable humildad, advertid también que nosotros faltaremos a la obediencia al Señor, si no os servimos como Él mandó. Siendo Vos nuestra legítima Señora, faltaríamos también a la justicia, omitiendo cualquier obsequio por el cual se nos permitiera así reconoceros. El mérito que no logréis dejando de practicar estas obras serviles, fácilmente, Señora, lo compensaréis con la mortificación de no satisfacer el ardentísimo deseo de hacerlo.” A estas razones replicaba la prudentísima Madre: “No, señores, espíritus soberanos, si vosotros juzgáis gran obligación servirme como a la Madre del gran Señor cuyas manos os crearon, advertid que a Mí, del polvo, me elevó a esa dignidad. Mi deuda viene a ser mayor que la vuestra, por lo que debe ser mayor mi retribución. Si vosotros queréis servir a mi Hijo por ser obras de Sus manos, Yo debo servirlo por igual título, además del de Su Madre, con el deber de servirle como a Hijo. Siempre Me veréis con mayor derecho que vosotros, para ser agradecida, humilde y apegada al polvo.” Estas y otras semejantes eran las conmovedoras y admirables disputas entre María Santísima y Sus ángeles. La palma de la humildad siempre quedaba para su Reina y Maestra.” (MCD Tomo III, n 900, 901 y 902)

    Ramillete espiritual: En unión con mi Madre Santísima desempeñaré las tareas de este día para servir y agradar a Dios, mi Señor.

  Oraciones finales para todos los días

    Oh misericordiosísimo Corazón de María, Arca de salvación preservada del naufragio universal de la culpa: Santísima Madre de Jesús y refugio seguro de todos los pecadores, intercede por nosotros y el Señor nos perdonará. Grandes pecadores somos, es verdad; pero por eso necesitamos de una gran misericordia como la vuestra. Vos sois la Madre de la santa esperanza, y por eso esperamos de Vos que nos alcanzaréis del buen Jesús la gracia de una verdadera conversión. ¡Oh dulce Madre y abogada nuestra! Por difícil y desesperada que parezca nuestra causa, no se perderá si Vos la defendéis. Nosotros somos unos hijos delincuentes, pero Vos sois nuestra Madre llena de gracia; nosotros estamos cargados de miserias, pero Vos sobreabundáis en misericordias. ¡Oh Santísima Virgen María! Pedid al Señor perdón para todos los pecadores, tomad a vuestro cargo su pronta reconciliación, para que alcancen la divina gracia y luego la eterna gloria. Por último, os pedimos la perseverancia final para los justos, a fin de que consigamos, por vuestra poderosa mediación, una feliz y santa muerte en el abrazo del Señor y disfrutar luego de Él en vuestra compañía y en la de todos los elegidos por toda la eternidad. Y para más obligar vuestra maternal piedad, os saludamos con toda efusión de nuestros corazones diciéndoos: Dios te salve, Reina, Madre de misericordia...

 

    Pedir con viva Fe y confianza a la Señora la gracia particular que cada uno desea obtener para sí, pidiendo al mismo tiempo por la conversión de los pecadores y en particular de los que fueron recomendados a nuestras oraciones, todo por la mediación y méritos del purísimo Corazón de María. – Se hace una pausa –

    Ahora dirigimos las siguientes preces al misericordiosísimo Corazón de María y se responderá: Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.

 

Corazón de María, concebido sin pecado, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, lleno de gracia,
Corazón de María, santuario de la Santísima Trinidad,
Corazón de María, Tabernáculo del Verbo Encarnado,
Corazón de María, el más semejante al Corazón de Jesús,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, modelo de pureza e inocencia,
Corazón de María, holocausto del divino amor,
Corazón de María, Espejo de todas las perfecciones divinas,
Corazón de María, mar de penas y amarguras,
Corazón de María, traspasado con la espada de dolor,
Corazón de María, martirizado en el Calvario,
Corazón de María, triste y desconsolado a los pies de la Cruz,
Corazón de María, Consuelo de los afligidos,
Corazón de María, fortaleza de los tentados,
Corazón de María, escudo y protección de los devotos,
Corazón de María, terror y espanto de los demonios,
Corazón de María, iris de paz entre Dios y los hombres,
Corazón de María, Paraíso de celestiales delicias,
Corazón de María, trono de gloria,
Corazón de María, digno de toda veneración en el cielo y en la tierra,
Corazón de María, asilo seguro y dulce refugio de todos los pecadores, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores. (Esta última invocación se repite dos veces más)

 

    Bajo tu amparo nos acogemos, Santísima Virgen María, Madre de Dios. No desprecies nuestras humildes súplicas en nuestras necesidades, sino líbranos de todos los peligros espirituales y corporales; ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

 

V. María Inmaculada, mansa y humilde de Corazón
R. Haced nuestro corazón semejante al Corazón de Jesús


    Oremos.

    Clementísimo Dios, que para salvación y misericordioso refugio de los pecadores quisiste que la caridad y misericordia del Corazón Inmaculado de la bienaventurada Virgen María fueran las más semejantes a las del Corazón de Su Divino Hijo Jesucristo, conceded, a los que celebramos la memoria de Su dulcísimo Corazón, que por los méritos e intercesión de la Bienaventurada Virgen merezcamos ser hallados según el Corazón de Jesús. Por el mismo Cristo, nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

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