terça-feira, 6 de agosto de 2024

Mes del Inmaculado Corazón de María - Día 12

 

Oración inicial para todos los días

  • Por la señal de la Santa Cruz...

    Dios te salve, oh Purísima Virgen María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Ofrecedle, oh Santísima Madre mía, todos mis pensamientos, palabras y obras; todas las oraciones, súplicas y limosnas, todos los actos de piedad, mortificación y caridad que haré en toda mi vida y particularmente en este día. Alcánzame la gracia de hacer todo con tal pureza de intención y deseo de agradar a Dios, nuestro Señor, que me atraiga Su santa bendición. Todo lo consagro a tu Corazón Inmaculado, suplicándote que me alcances la gracia de que adore con él a la Santísima Trinidad y al Divino Corazón de Jesús, y al mismo tiempo, implore por él la gracia de mi conversión y la de todos los pecadores; oh Santísima Virgen María, ¡mi buena Madre! Guárdame siempre de toda culpa y ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; y acógenos en tu maternal Corazón, y no nos sueltes de tu mano hasta introducirnos en la Patria celestial, donde podamos disfrutar de la vista del Señor y de tu compañía por toda la eternidad. Amén.

 

    Oh Inmaculada Virgen María, concebida sin pecado, acudimos a ti para que supliques al Eterno Padre que nos conceda el perdón de todos nuestros pecados. Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 

    Oh Purísima Virgen María, concebida sin pecado, ¡afectuosamente te suplicamos que alcances de tu Divino Hijo Jesús la pronta conversión de todos los pecadores! Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 

    Oh Santísima Virgen María, concebida sin pecado, ¡por tu clementísimo Corazón, pide al Espíritu Santo que nos inflame en Su divino Amor, para que todos perseveremos en la gracia del Señor hasta la muerte! Amén. Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 
Día 12
Corazón de María, Corredentora del género humano

    “Estando cierto día en altísimo éxtasis, sintió que era llamada a la presencia del trono real de la Santísima Trinidad, de la cual salió una voz que, con admirable fuerza, le dijo: 'María, Hija y Esposa Mía, ofréceme a tu unigénito en sacrificio.' Junto con la voz, recibió luz e inteligencia de la voluntad del Altísimo. En ella conoció el decreto de la Redención humana por medio de la Pasión y muerte de Su Santísimo Hijo y todo lo que debería precederla con la predicación y magisterio del mismo Señor. La renovación de este conocimiento en la amorosa Madre produjo diversos efectos en su espíritu: aceptación, humildad, caridad para con Dios y los hombres, compasión, ternura y natural sentimiento por lo que Su Santísimo Hijo habría de padecer. No obstante, sin perturbación y con magnánimo Corazón, respondió al Altísimo: '(...) Con Él me vinieron todos los bienes, y de Su mano recibí inmensos dones. Es virtud de mi virtud, sustancia de Mi espíritu, vida de mi alma, toda la alegría de Mi Corazón. Agradable ofrenda sería entregarlo solo a Vos, que conocéis cuánto es estimable. Entregá-Lo, sin embargo, a la disposición de vuestra justicia para ser ejecutado por la mano de sus crueles enemigos, a costa de Su vida más valiosa que toda la Creación. ¡Grande es, Altísimo Señor, la ofrenda que pedís para el amor de Madre! No se haga, sin embargo, Mi voluntad, sino la vuestra; opérese la liberación del linaje humano, quede satisfecha vuestra equidad y justicia; manifiéste el infinito amor, sea conocido y exaltado vuestro nombre por todas las criaturas. Entrego a Mi querido Isaac para ser realmente inmolado; ofrezco al Hijo de Mis entrañas para que, según el inmutable decreto de vuestra voluntad, pague la deuda contraída, no por Él, sino por los hijos de Adán. Que en Él se cumpla todo lo que vuestros Profetas escribieron y dijeron por vuestra inspiración.' Este sacrificio de María Santísima, con las condiciones que lo acompañaron, fue el mayor y más aceptable al Padre Eterno de cuantos habían sido hechos desde el principio del mundo y que se harán hasta el fin. Solo lo superó el sacrificio de Su Hijo, nuestro Salvador, que al final fue el mismo de la Madre, en la medida y forma posible a Ella. Si la suprema caridad se manifiesta en dar la vida por quien se ama, María Santísima superó, sin duda, esta frontera del amor por los hombres, tanto más cuanto amaba la vida de Su Santísimo Hijo sin medida y más que la propia vida. Para conservar la vida del Hijo, habría muerto tantas veces como hombres existen y aún muchas más. No existe entre las criaturas estándar alguno por el cual medir el amor de esta divina Señora por los hombres. Solo puede compararse con el amor del Padre Eterno, pues, como dijo Cristo Nuestro Señor a Nicodemo: de tal manera amó Dios al mundo que dio Su Hijo unigénito para que todos los que en Él creyeran no perecieran. Parece que, en la debida proporción, hizo lo mismo nuestra Madre de misericordia, a quien, en la misma proporción, debemos nuestro rescate.' (MCD Tomo III, n 953, 954 y 955)

    Ramillete espiritual: A cada pequeño sacrificio de este día, elevaré mi corazón en actos de amor a mi buena Madre y a mi Señor Jesucristo.

  Oraciones finales para todos los días

    Oh misericordiosísimo Corazón de María, Arca de salvación preservada del naufragio universal de la culpa: Santísima Madre de Jesús y refugio seguro de todos los pecadores, intercede por nosotros y el Señor nos perdonará. Grandes pecadores somos, es verdad; pero por eso necesitamos de una gran misericordia como la vuestra. Vos sois la Madre de la santa esperanza, y por eso esperamos de Vos que nos alcanzaréis del buen Jesús la gracia de una verdadera conversión. ¡Oh dulce Madre y abogada nuestra! Por difícil y desesperada que parezca nuestra causa, no se perderá si Vos la defendéis. Nosotros somos unos hijos delincuentes, pero Vos sois nuestra Madre llena de gracia; nosotros estamos cargados de miserias, pero Vos sobreabundáis en misericordias. ¡Oh Santísima Virgen María! Pedid al Señor perdón para todos los pecadores, tomad a vuestro cargo su pronta reconciliación, para que alcancen la divina gracia y luego la eterna gloria. Por último, os pedimos la perseverancia final para los justos, a fin de que consigamos, por vuestra poderosa mediación, una feliz y santa muerte en el abrazo del Señor y disfrutar luego de Él en vuestra compañía y en la de todos los elegidos por toda la eternidad. Y para más obligar vuestra maternal piedad, os saludamos con toda efusión de nuestros corazones diciéndoos: Dios te salve, Reina, Madre de misericordia...

 

    Pedir con viva Fe y confianza a la Señora la gracia particular que cada uno desea obtener para sí, pidiendo al mismo tiempo por la conversión de los pecadores y en particular de los que fueron recomendados a nuestras oraciones, todo por la mediación y méritos del purísimo Corazón de María. – Se hace una pausa –

    Ahora dirigimos las siguientes preces al misericordiosísimo Corazón de María y se responderá: Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.

 

Corazón de María, concebido sin pecado, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, lleno de gracia,
Corazón de María, santuario de la Santísima Trinidad,
Corazón de María, Tabernáculo del Verbo Encarnado,
Corazón de María, el más semejante al Corazón de Jesús,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, modelo de pureza e inocencia,
Corazón de María, holocausto del divino amor,
Corazón de María, Espejo de todas las perfecciones divinas,
Corazón de María, mar de penas y amarguras,
Corazón de María, traspasado con la espada de dolor,
Corazón de María, martirizado en el Calvario,
Corazón de María, triste y desconsolado a los pies de la Cruz,
Corazón de María, Consuelo de los afligidos,
Corazón de María, fortaleza de los tentados,
Corazón de María, escudo y protección de los devotos,
Corazón de María, terror y espanto de los demonios,
Corazón de María, iris de paz entre Dios y los hombres,
Corazón de María, Paraíso de celestiales delicias,
Corazón de María, trono de gloria,
Corazón de María, digno de toda veneración en el cielo y en la tierra,
Corazón de María, asilo seguro y dulce refugio de todos los pecadores, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores. (Esta última invocación se repite dos veces más)

 

    Bajo tu amparo nos acogemos, Santísima Virgen María, Madre de Dios. No desprecies nuestras humildes súplicas en nuestras necesidades, sino líbranos de todos los peligros espirituales y corporales; ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

 

V. María Inmaculada, mansa y humilde de Corazón
R. Haced nuestro corazón semejante al Corazón de Jesús


    Oremos.

    Clementísimo Dios, que para salvación y misericordioso refugio de los pecadores quisiste que la caridad y misericordia del Corazón Inmaculado de la bienaventurada Virgen María fueran las más semejantes a las del Corazón de Su Divino Hijo Jesucristo, conceded, a los que celebramos la memoria de Su dulcísimo Corazón, que por los méritos e intercesión de la Bienaventurada Virgen merezcamos ser hallados según el Corazón de Jesús. Por el mismo Cristo, nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

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