Oración inicial para todos los días
+ Por la señal de la Cruz...
Ave, oh Purísima Virgen María, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tú entre todas las mujeres y bendito es el Fruto de tu vientre, Jesús. Ofrece a Él, oh Santísima Madre mía, todos mis pensamientos, palabras y obras; todas las oraciones, súplicas y limosnas, todos los actos de piedad, mortificación y caridad que realice en toda mi vida y particularmente en este día. Alcánzame la gracia de hacer todo con tal pureza de intención y deseo de agradar a Dios, nuestro Señor, que atraiga Su santa bendición. Todo consagro a tu Corazón Inmaculado, suplicándote que me alcances la gracia de adorar con Él a la Santísima Trinidad y al Divino Corazón de Jesús, y, al mismo tiempo, implore por Él la gracia de mi conversión y la de todos los pecadores; oh Santísima Virgen María, mi buena Madre! Guárdame siempre de toda culpa y ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; y acógenos en tu maternal Corazón, y no nos sueltes de tu mano hasta introducirnos en la Patria celestial, donde podamos disfrutar de la vista del Señor y de tu compañía por toda la eternidad. Amén.
Oh Inmaculada Virgen María, concebida sin pecado, a ti acudimos para que supliques al Eterno Padre que nos conceda el perdón de todos nuestros pecados. Ave María... Gloria al Padre...
Oh Purísima Virgen María, concebida sin pecado! Con afecto te suplicamos que alcances de tu Divino Hijo Jesús la pronta conversión de todos los pecadores. Ave María... Gloria al Padre...
Oh Santísima Virgen María, concebida sin pecado! Por tu clementísimo Corazón, pide al Espíritu Santo que nos inflame en Su divino Amor, para que todos perseveremos en la gracia del Señor hasta la muerte. Amén. Ave María... Gloria al Padre...
Día 02
Corazón de María, por el cual se suprime la maldición
Vi un cielo y una tierra nueva (Ap 21, 1) – “(...) La tierra antigua de Adán era maldita, manchada y culpable de condenación eterna. La tierra santa y bendita de María, en cambio, fue nueva tierra, sin la culpa y la maldición del primer hombre. Tan nueva, que desde el principio de la creación hasta María Santísima no se vio otra igual en el mundo. Tan nueva que en esta bendita tierra se renovó toda la descendencia de Adán. Por la tierra bendita de María, con Ella y en Ella, quedó bendita, renovada y vivificada la masa terrena de Adán, hasta ese tiempo maldita y envejecida en su maldición. Se renovó toda por la inocencia de María Santísima. Como en Ella comenzó esta renovación de la naturaleza humana y terrena, dijo San Juan que en María, concebida sin pecado, vio un cielo nuevo y una tierra nueva.” (MCD Tomo I, n 247)
Ramillete espiritual: Procuraré despojarme del hombre viejo y revestirme de Cristo, el fruto bendito de la Virgen.
Oraciones finales para todos los días
Oh misericordiosísimo Corazón de María, Arca de salvación preservada del naufragio universal de la culpa: Madre Santísima de Jesús y refugio seguro de todos los pecadores, intercede por nosotros y el Señor nos perdonará. Somos grandes pecadores, es verdad; pero por eso necesitamos una gran misericordia como la tuya. Tú eres la Madre de la santa esperanza, y por eso esperamos de ti que nos alcances del buen Jesús la gracia de una verdadera conversión. Oh dulce Madre y abogada nuestra! Por difícil y desesperada que parezca nuestra causa, no se perderá si tú la defiendes. Somos hijos delincuentes, pero tú eres nuestra Madre llena de gracia; estamos cargados de miserias, pero tú abundas en misericordias. Oh Santísima Virgen María! Pide al Señor perdón para todos los pecadores, toma a tu cargo su pronta reconciliación, para que alcancen la gracia divina y luego la gloria eterna. Por último, te pedimos la perseverancia final para los justos, para que consigamos, por tu poderosa mediación, una feliz y santa muerte en el ósculo del Señor y disfrutar luego en tu compañía y en la de todos los elegidos por toda la eternidad. Y para obligar más tu maternal piedad, te saludamos con toda la efusión de nuestros corazones diciendo: Salve Reina, Madre de misericordia...
Pide con viva Fe y confianza a la Señora la gracia particular que cada uno desea obtener para sí, pidiendo al mismo tiempo por la conversión de los pecadores y en particular de los que fueron recomendados a nuestras oraciones, todo por la mediación y méritos del purísimo Corazón de María. – Se hace una pausa –
Ahora dirigimos las siguientes oraciones al misericordiosísimo Corazón de María y se responderá: Ruega, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, concebido sin pecado, Ruega, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, lleno de gracia,
Corazón de María, santuario de la Santísima Trinidad,
Corazón de María, Tabernáculo del Verbo Encarnado,
Corazón de María, el más semejante al Corazón de Jesús,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, modelo de pureza e inocencia,
Corazón de María, holocausto del divino amor,
Corazón de María, Espejo de todas las perfecciones divinas,
Corazón de María, mar de penas y amarguras,
Corazón de María, traspasado con la espada de dolor,
Corazón de María, martirizado en el Calvario,
Corazón de María, triste y desconsolado a los pies de la Cruz,
Corazón de María, Consuelo de los afligidos,
Corazón de María, fortaleza de los tentados,
Corazón de María, escudo y protección de los devotos,
Corazón de María, terror y espanto de los demonios,
Corazón de María, iris de paz entre Dios y los hombres,
Corazón de María, Paraíso de delicias celestiales,
Corazón de María, trono de gloria,
Corazón de María, digno de toda veneración en el cielo y en la tierra,
Corazón de María, asilo seguro y dulce refugio de todos los pecadores, Ruega, oh Virgen María, por los pobres pecadores. (Esta última invocación se repite dos veces más)
Bajo tu amparo nos acogemos, Santísima Virgen María, Madre de Dios. No desprecies nuestras humildes súplicas en nuestras necesidades, sino líbranos de todos los peligros espirituales y corporales; oh Virgen gloriosa y bendita!
V. María Inmaculada, mansa y humilde de Corazón
R. Haz que nuestro corazón sea semejante al Corazón de Jesús
Oremos. Clemencia Dios, que para la salvación y misericordioso refugio de los pecadores quisiste que la caridad y misericordia del Corazón Inmaculado de la bienaventurada Virgen María fueran las más semejantes a las del Corazón de Su Divino Hijo Jesucristo, concede, a los que celebramos la memoria de Su dulcísimo Corazón, que por los méritos e intercesión de la Bienaventurada Virgen merezcamos ser hallados según el Corazón de Jesús. Por el mismo Cristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

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