Oración inicial para todos los días
- Por la señal de la Santa Cruz...
Dios te salve, oh
Purísima Virgen María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú
eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Ofrecedle, oh Santísima Madre mía, todos mis pensamientos, palabras y obras;
todas las oraciones, súplicas y limosnas, todos los actos de piedad,
mortificación y caridad que haré en toda mi vida y particularmente en este día.
Alcánzame la gracia de hacer todo con tal pureza de intención y deseo de
agradar a Dios, nuestro Señor, que me atraiga Su santa bendición. Todo lo
consagro a tu Corazón Inmaculado, suplicándote que me alcances la gracia de que
adore con él a la Santísima Trinidad y al Divino Corazón de Jesús, y al mismo
tiempo, implore por él la gracia de mi conversión y la de todos los pecadores;
oh Santísima Virgen María, ¡mi buena Madre! Guárdame siempre de toda culpa y
ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; y acógenos
en tu maternal Corazón, y no nos sueltes de tu mano hasta introducirnos en la
Patria celestial, donde podamos disfrutar de la vista del Señor y de tu
compañía por toda la eternidad. Amén.
Oh Inmaculada Virgen
María, concebida sin pecado, acudimos a ti para que supliques al Eterno Padre
que nos conceda el perdón de todos nuestros pecados. Dios te salve,
María... Gloria al Padre...
Oh Purísima Virgen
María, concebida sin pecado, ¡afectuosamente te suplicamos que alcances de tu
Divino Hijo Jesús la pronta conversión de todos los pecadores! Dios te
salve, María... Gloria al Padre...
Oh Santísima Virgen
María, concebida sin pecado, ¡por tu clementísimo Corazón, pide al Espíritu
Santo que nos inflame en Su divino Amor, para que todos perseveremos en la
gracia del Señor hasta la muerte! Amén. Dios te salve, María... Gloria
al Padre...
No dejemos pasar en silencio las apreensivas reflexiones del nuevo apóstol sobre la piadosa Madre: Si tenía lugar en Su afecto, y qué habría pensado de él cuando era enemigo y perseguidor de Su Hijo Santísimo y de Sus discípulos (...) Los discípulos le hablaban de cuán piadosa y tierna era para los pecadores y necesitados, y con esto aumentaban sus deseos de verla. (...) Finalmente, hablando consigo mismo, dijo: Anímate, hombre vil y pecador, que sin duda te recibirá y perdonará quien rogó por ti, por ser Madre verdadera de Aquel que murió por tu salvación. Ella procederá como Madre de tal Hijo, pues ambos son misericordia y clemencia y no desprecian el corazón contrito y humillado. (...) No eran ocultos a la divina Madre los pensamientos y temores del corazón de Pablo, pues todo conocía con altísima ciencia (...) y con maternal afecto y compasión no quiso que se retrasara tanto el consuelo que San Pablo deseaba. Para enviarlo de Jerusalén, donde Se encontraba, la Señora llamó a uno de sus santos Ángeles y le dijo: “Espíritu celestial y ministro de Mi Hijo y Señor, me compadezco del dolor y la preocupación que San Pablo sufre en su humilde corazón. Os ruego, Mi Ángel, id pronto a Damasco y consoladlo en sus temores. (...) De mi parte le diréis que en todos sus trabajos lo ayudaré como Madre y lo serviré como sierva, así como Soy de todos los apóstoles y ministros que predican el santo nombre y doctrina de Mi Hijo. En Mi Nombre, le daréis la bendición, y decidle que la envío en nombre de Aquel que Se dignó encarnarse en Mis entrañas y alimentarse de Mi leche.” (MCD Tomo IV, n. 254 a 270)
Oraciones finales para todos los días
Oh misericordiosísimo
Corazón de María, Arca de salvación preservada del naufragio universal de la
culpa: Santísima Madre de Jesús y refugio seguro de todos los pecadores,
intercede por nosotros y el Señor nos perdonará. Grandes pecadores somos, es
verdad; pero por eso necesitamos de una gran misericordia como la vuestra. Vos
sois la Madre de la santa esperanza, y por eso esperamos de Vos que nos
alcanzaréis del buen Jesús la gracia de una verdadera conversión. ¡Oh dulce
Madre y abogada nuestra! Por difícil y desesperada que parezca nuestra causa,
no se perderá si Vos la defendéis. Nosotros somos unos hijos delincuentes, pero
Vos sois nuestra Madre llena de gracia; nosotros estamos cargados de miserias,
pero Vos sobreabundáis en misericordias. ¡Oh Santísima Virgen María! Pedid al
Señor perdón para todos los pecadores, tomad a vuestro cargo su pronta
reconciliación, para que alcancen la divina gracia y luego la eterna gloria.
Por último, os pedimos la perseverancia final para los justos, a fin de que
consigamos, por vuestra poderosa mediación, una feliz y santa muerte en el
abrazo del Señor y disfrutar luego de Él en vuestra compañía y en la de todos
los elegidos por toda la eternidad. Y para más obligar vuestra maternal piedad,
os saludamos con toda efusión de nuestros corazones diciéndoos: Dios te
salve, Reina, Madre de misericordia...
Pedir con viva Fe y confianza
a la Señora la gracia particular que cada uno desea obtener para sí, pidiendo
al mismo tiempo por la conversión de los pecadores y en particular de los que
fueron recomendados a nuestras oraciones, todo por la mediación y méritos del
purísimo Corazón de María. – Se hace una pausa –
Ahora dirigimos
las siguientes preces al misericordiosísimo Corazón de María y se
responderá: Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, concebido sin pecado, Rogad,
oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, lleno de gracia,
Corazón de María, santuario de la Santísima Trinidad,
Corazón de María, Tabernáculo del Verbo Encarnado,
Corazón de María, el más semejante al Corazón de Jesús,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, modelo de pureza e inocencia,
Corazón de María, holocausto del divino amor,
Corazón de María, Espejo de todas las perfecciones divinas,
Corazón de María, mar de penas y amarguras,
Corazón de María, traspasado con la espada de dolor,
Corazón de María, martirizado en el Calvario,
Corazón de María, triste y desconsolado a los pies de la Cruz,
Corazón de María, Consuelo de los afligidos,
Corazón de María, fortaleza de los tentados,
Corazón de María, escudo y protección de los devotos,
Corazón de María, terror y espanto de los demonios,
Corazón de María, iris de paz entre Dios y los hombres,
Corazón de María, Paraíso de celestiales delicias,
Corazón de María, trono de gloria,
Corazón de María, digno de toda veneración en el cielo y en la tierra,
Corazón de María, asilo seguro y dulce refugio de todos los pecadores, Rogad,
oh Virgen María, por los pobres pecadores. (Esta última invocación se
repite dos veces más)
Bajo tu amparo nos
acogemos, Santísima Virgen María, Madre de Dios. No desprecies nuestras
humildes súplicas en nuestras necesidades, sino líbranos de todos los peligros
espirituales y corporales; ¡oh Virgen gloriosa y bendita!
V. María Inmaculada, mansa y humilde de Corazón
R. Haced nuestro corazón semejante al Corazón de Jesús
Oremos.
Clementísimo Dios,
que para salvación y misericordioso refugio de los pecadores quisiste que la
caridad y misericordia del Corazón Inmaculado de la bienaventurada Virgen María
fueran las más semejantes a las del Corazón de Su Divino Hijo Jesucristo,
conceded, a los que celebramos la memoria de Su dulcísimo Corazón, que por los
méritos e intercesión de la Bienaventurada Virgen merezcamos ser hallados según
el Corazón de Jesús. Por el mismo Cristo, nuestro Señor, que contigo vive y
reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los
siglos. Amén.

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