Oración inicial para todos los días
- Por la señal de la Santa Cruz...
Ave, oh Purísima Virgen María, llena de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Ofrece a Él, oh Santísima Madre mía, todos mis pensamientos, palabras y obras; todas las oraciones, súplicas y limosnas, todos los actos de piedad, mortificación y caridad que haga en toda mi vida y particularmente en este día. Alcánzame la gracia de hacer todo con tal pureza de intención y deseo de agradar a Dios, nuestro Señor, que me atraiga Su santa bendición. Todo consagro a tu Corazón Inmaculado, suplicándote que me alcances la gracia de adorar con él a la Santísima Trinidad y al Divino Corazón de Jesús, y, al mismo tiempo, implore por él la gracia de mi conversión y la de todos los pecadores; oh Santísima Virgen María, mi buena Madre! Guárdame siempre de toda culpa y ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; y acógenos en tu maternal Corazón, y no nos sueltes de tu mano hasta introducirnos en la Patria celestial, donde podamos disfrutar de la visión del Señor y de tu compañía por toda la eternidad. Amén.
Oh Inmaculada Virgen María, concebida sin pecado, a ti acudimos para que supliques al Eterno Padre que nos conceda el perdón de todos nuestros pecados. Ave María... Gloria al Padre...
Oh Purísima Virgen María, concebida sin pecado! Te suplicamos afectuosamente que alcances de tu Divino Hijo Jesús la pronta conversión de todos los pecadores. Ave María... Gloria al Padre...
Oh Santísima Virgen María, concebida sin pecado! Por tu Corazón clementísimo, pide al Espíritu Santo que nos inflame en Su divino Amor, para que todos perseveremos en la gracia del Señor hasta la muerte. Amén. Ave María... Gloria al Padre...
Día 05
Corazón de María, aroma siempre fragante de la virginidad
En el momento en que la Virgen, después de la Encarnación del Verbo, fue a visitar a Santa Isabel – “Había en aquella casa una criada de malas inclinaciones, agitada, de temperamento iracundo, acostumbrada a maldecir y murmurar. Con estos vicios y otros desórdenes que hacía a escondidas de sus patrones, estaba tan entregada al demonio que este tirano la movía fácilmente a cualquier miseria y desacierto. (...) La amable presencia y trato con la Reina, le iba obteniendo nuevas gracias. Empezó la mujer a inclinarse y apegarse mucho a su Reparadora. Procuraba asistirla afectuosamente; se ofrecía a servirla y reservaba todo el tiempo que podía para estar donde estaba la Señora, contemplándola con reverencia (...) María Santísima la amonestó, corrigió y le enseñó el camino de la salvación, y la transformó en otra mujer, de buen corazón y correcto proceder. En esta nueva vida perseveró hasta la muerte, reconociendo que todo le vino de las manos de nuestra Reina, aunque no había penetrado el misterio de Su dignidad. (...) No era de mejor índole que esta criada otra mujer, vecina de la casa de Zacarías. Solía frecuentarla y conversar con los familiares de Santa Isabel. Vivía deshonestamente, y al haber notado la llegada de nuestra gran Reina a aquella ciudad, su compostura y recato, dijo con curiosidad liviana: ¿Quién será esta forastera que vino a ser nuestra huéspeda y vecina, con tanta beatitud? Con el vano y curioso deseo de espiar novedades, como suelen tener esas personas, buscó ver qué tal sería la cara y el traje de la divina Señora. Esta intención era vana e impertinente, pero no lo fue en el resultado. Al haber mirado, aunque solo por curiosidad, a la Madre de la pureza virginal, recibió en cambio la feliz mujer la virtud de la castidad, quedando libre de los hábitos e inclinaciones sensuales. Se retiró para llorar dolorosamente su mala vida, y luego pidió ver y hablar con la Madre de la gracia. La Señora la recibió para confirmarla en la conversión, pues sabía que el éxito procedía de aquella Gracia que llevaba en su seno. Sabía que esta es la que justifica y hace santos, y en su virtud es que actuaba la Abogada de los pecadores. Atendió a la penitente con piedad maternal, la aconsejó e instruyó en la virtud. Con esto la dejó animada y dispuesta a perseverar.” (MCD Tomo II, n 255 a 257)
Ramito espiritual: Durante todo este día tendré cuidado de ser dócil a las inspiraciones de mi buena Madre. Para ello, repetiré: "Me renuncio a mí completamente y me entrego toda a Ti, mi querida Madre." Y según la ocasión, le preguntaré: "¿Qué quieres que haga, cómo quieres que hable, cómo debo proceder?" etc.
Oraciones finales para todos los días
Oh misericordiosísimo Corazón de María, Arca de salvación preservada del naufragio universal de la culpa: Madre Santísima de Jesús y refugio seguro de todos los pecadores, intercede por nosotros y el Señor nos perdonará. Grandes pecadores somos, es verdad; pero por eso necesitamos una gran misericordia como la vuestra. Vos sois la Madre de la santa esperanza, y por eso esperamos de Vos que nos alcancéis del buen Jesús la gracia de una verdadera conversión. Oh dulce Madre y abogada nuestra! Por difícil y desesperada que parezca nuestra causa, no se perderá si Vos la defendéis. Somos hijos delincuentes, pero Vos sois nuestra Madre llena de gracia; estamos cargados de miserias, pero Vos sobreabundáis en misericordias. Oh Santísima Virgen María! Pide al Señor perdón para todos los pecadores, toma a tu cargo su pronta reconciliación, para que alcancen la divina gracia y después la eterna gloria. Finalmente, te pedimos la perseverancia final para los justos, para que consigamos, por tu poderosa mediación, una muerte feliz y santa en el ósculo del Señor y gozar de Él después en tu compañía y en la de todos los elegidos por toda la eternidad. Y para más obligar tu maternal piedad, te saludamos con toda efusión de nuestros corazones diciendo: Salve Reina, Madre de misericordia...
Pedir con viva fe y confianza a la Señora la gracia particular que cada uno desea obtener para sí, pidiendo al mismo tiempo por la conversión de los pecadores y en particular de aquellos que han sido recomendados a nuestras oraciones, todo por la mediación y méritos del purísimo Corazón de María. – Se hace una pausa –
Ahora dirigimos las siguientes preces al misericordiosísimo Corazón de María y se responderá: Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, concebido sin pecado, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, lleno de gracia,
Corazón de María, santuario de la Santísima Trinidad,
Corazón de María, Tabernáculo del Verbo Encarnado,
Corazón de María, el más semejante al Corazón de Jesús,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, modelo de pureza e inocencia,
Corazón de María, holocausto del amor divino,
Corazón de María, espejo de todas las perfecciones divinas,
Corazón de María, mar de penas y amarguras,
Corazón de María, traspasado con la espada de dolor,
Corazón de María, martirizado en el Calvario,
Corazón de María, triste y desconsolado a los pies de la Cruz,
Corazón de María, consuelo de los afligidos,
Corazón de María, fortaleza de los tentados,
Corazón de María, escudo y protección de los devotos,
Corazón de María, terror y espanto de los demonios,
Corazón de María, iris de paz entre Dios y los hombres,
Corazón de María, paraíso de delicias celestiales,
Corazón de María, trono de gloria,
Corazón de María, digno de toda veneración en el cielo y en la tierra,
Corazón de María, asilo seguro y dulce refugio de todos los pecadores, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores. (Esta última invocación se repite dos veces más)
Bajo tu amparo nos acogemos, Santísima Virgen María, Madre de Dios. No desprecies nuestras humildes súplicas en nuestras necesidades, sino líbranos de todos los peligros espirituales y corporales; oh Virgen gloriosa y bendita!
V. María Inmaculada, mansa y humilde de Corazón
R. Haced nuestro corazón semejante al Corazón de Jesús
Oremos. Clementísimo Dios, que para salvación y misericordioso refugio de los pecadores quisiste que la caridad y misericordia del Corazón Inmaculado de la bienaventurada Virgen María fueran las más semejantes a las del Corazón de Su Divino Hijo Jesucristo, concede a los que celebramos la memoria de Su dulcísimo Corazón, que por los méritos e intercesión de la Bienaventurada Virgen merezcamos ser hallados según el Corazón de Jesús. Por el mismo Cristo, nuestro Señor, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.
Nenhum comentário:
Postar um comentário
Salve Maria!
Muito obrigado por ter prestigiado nosso blog com sua visita!
Não aceitamos comentários maldosos ou contrários a fé Católica, comentários deste tipo serão excluídos e relatados como spam.
Opiniões, críticas construtivas, sugestões, perguntas e testemunhos, iremos responder assim que der. Agradecemos a atenção.
Milícia Regina Angelorum