terça-feira, 6 de agosto de 2024

Mes del Corazón Inmaculado de María - Día 27

 

Oración inicial para todos los días

  • Por la señal de la Santa Cruz...

    Dios te salve, oh Purísima Virgen María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Ofrecedle, oh Santísima Madre mía, todos mis pensamientos, palabras y obras; todas las oraciones, súplicas y limosnas, todos los actos de piedad, mortificación y caridad que haré en toda mi vida y particularmente en este día. Alcánzame la gracia de hacer todo con tal pureza de intención y deseo de agradar a Dios, nuestro Señor, que me atraiga Su santa bendición. Todo lo consagro a tu Corazón Inmaculado, suplicándote que me alcances la gracia de que adore con él a la Santísima Trinidad y al Divino Corazón de Jesús, y al mismo tiempo, implore por él la gracia de mi conversión y la de todos los pecadores; oh Santísima Virgen María, ¡mi buena Madre! Guárdame siempre de toda culpa y ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte; y acógenos en tu maternal Corazón, y no nos sueltes de tu mano hasta introducirnos en la Patria celestial, donde podamos disfrutar de la vista del Señor y de tu compañía por toda la eternidad. Amén.

 

    Oh Inmaculada Virgen María, concebida sin pecado, acudimos a ti para que supliques al Eterno Padre que nos conceda el perdón de todos nuestros pecados. Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 

    Oh Purísima Virgen María, concebida sin pecado, ¡afectuosamente te suplicamos que alcances de tu Divino Hijo Jesús la pronta conversión de todos los pecadores! Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 

    Oh Santísima Virgen María, concebida sin pecado, ¡por tu clementísimo Corazón, pide al Espíritu Santo que nos inflame en Su divino Amor, para que todos perseveremos en la gracia del Señor hasta la muerte! Amén. Dios te salve, María... Gloria al Padre...

 
Día 27
Corazón de María, Torre imbatible contra el dragón infernal

    Extraordinaria tentación del demonio a la Virgen, en Su viaje de Éfeso a Jerusalén con San Juan - “Antes de llegar al mar, vio una gran multitud de legiones infernales que se acercaban a Ella en diversas figuras horrendas y aterradoras. Detrás de ellas venía un dragón con siete cabezas, más grande que un gran barco, tan horrible y disforme, que solo verlo, tan furioso y abominable, era causa de gran tormento. (...) La divina Princesa y el santo embarcaron, el barco partió, pero a corta distancia del puerto aquellas furias infernales, con la permiso que tenían, desataron una tormenta tan violenta, como nunca se había visto antes, ni se ha visto hasta ahora. Con este hecho extraordinario, quiso el Omnipotente glorificar Su poder y la santidad de Su Madre. Por esto, dio permiso a los demonios para emplear todas sus fuerzas y malicia en esta batalla. Con aterrador estruendo, se hincharon las olas, elevándose de tal modo, que parecían querer superar los vientos y llegar hasta las nubes. Entre unas y otras, levantaban montañas de agua y espuma como si estuvieran a punto de romper las cárceles en las que están encerradas. El barco era lanzado y azotado de un extremo al otro, de manera que a cada golpe parecía un milagro no reducirse a migajas. A veces se levantaba hasta el cielo; otras veces descendía hasta las arenas del fondo; en muchas ocasiones tocaba con las gáveas y antenas la espuma de las olas. En algunos ímpetus de esta tormenta, fue necesario que los santos Ángeles sostuvieran el barco en el aire inmóvil, mientras el mar se estrellaba, pues naturalmente habría de hundirlo y llevarlo a pique. Los tripulantes y pasajeros percibían esta protección, pero ignoraban de dónde procedía. En pánico, perdieron el propio control y gritaban llorando la ruina que les parecía inevitable. Los demonios agravaron esta aflicción, porque, tomando forma humana, gritaban con toda fuerza como si estuvieran en otros barcos que seguían el mismo rumbo, a corta distancia. Gritaban a los tripulantes de aquel en el que iba la gran Señora, que dejaran perecer la embarcación y se salvaran en los otros. Es verdad que todos sufrían la tormenta, pero la indignación de los dragones se dirigía solo al que llevaba a su enemiga; los otros no eran tan azotados por las olas, aunque el peligro era general. (...) En medio de tanta tribulación y desesperación, María Santísima estaba extremadamente tranquila, gozando de la serenidad del océano de Su magnanimidad y virtudes, de las cuales iba haciendo actos heroicos, como la ocasión y Su sabiduría pedían. (...) ofreció los sacrificios de esa navegación que, a pesar de la tranquilidad de su alma, mucho la hizo padecer en el cuerpo. Sufría aún más al saber que todos los que allí viajaban estaban siendo envueltos en la persecución que por causa de Ella el demonio había levantado. (...) Lucifer y sus demonios, siempre más furiosos, amenazaban a la poderosa Reina, asegurándole que perecería en esa tormenta y no se salvaría del mar. Estas y otras amenazas no eran más que flechas insignificantes, y la prudentísima Madre las despreciaba sin prestarles atención, sin mirar a los demonios ni dirigirles una sola palabra. (...) Después de catorce días de esa tormentosa navegación, Su Hijo Santísimo se dignó visitarla en persona. Se le apareció y dijo: “Mi Madre queridísima, estoy con Vos en la tribulación. (...) De Vos recibí la forma humana que tengo, y por esto quiero que todas mis criaturas obedezcan a vuestro imperio; ordenadles como su Señora, pues están sujetas a vuestra voluntad.” Obedeció María Santísima y, en virtud de Su Hijo, primero mandó a Lucifer y a sus demonios que inmediatamente salieran del mar Mediterráneo (...) luego ordenó al mar y a los vientos que se calmasen. En un momento obedecieron, y pronto estuvo perfectamente sereno. Al quinceavo día del embarque llegaron con bonanza al puerto y desembarcaron.” (MCD Tomo IV, n. 465 a 471)
    Ramillete espiritual: Hoy, con mi buena Madre, me abandonaré en las manos de Dios, y, adorando Su Santísima voluntad, me ofreceré para cumplirla, con Su gracia.

  Oraciones finales para todos los días

    Oh misericordiosísimo Corazón de María, Arca de salvación preservada del naufragio universal de la culpa: Santísima Madre de Jesús y refugio seguro de todos los pecadores, intercede por nosotros y el Señor nos perdonará. Grandes pecadores somos, es verdad; pero por eso necesitamos de una gran misericordia como la vuestra. Vos sois la Madre de la santa esperanza, y por eso esperamos de Vos que nos alcanzaréis del buen Jesús la gracia de una verdadera conversión. ¡Oh dulce Madre y abogada nuestra! Por difícil y desesperada que parezca nuestra causa, no se perderá si Vos la defendéis. Nosotros somos unos hijos delincuentes, pero Vos sois nuestra Madre llena de gracia; nosotros estamos cargados de miserias, pero Vos sobreabundáis en misericordias. ¡Oh Santísima Virgen María! Pedid al Señor perdón para todos los pecadores, tomad a vuestro cargo su pronta reconciliación, para que alcancen la divina gracia y luego la eterna gloria. Por último, os pedimos la perseverancia final para los justos, a fin de que consigamos, por vuestra poderosa mediación, una feliz y santa muerte en el abrazo del Señor y disfrutar luego de Él en vuestra compañía y en la de todos los elegidos por toda la eternidad. Y para más obligar vuestra maternal piedad, os saludamos con toda efusión de nuestros corazones diciéndoos: Dios te salve, Reina, Madre de misericordia...

 

    Pedir con viva Fe y confianza a la Señora la gracia particular que cada uno desea obtener para sí, pidiendo al mismo tiempo por la conversión de los pecadores y en particular de los que fueron recomendados a nuestras oraciones, todo por la mediación y méritos del purísimo Corazón de María. – Se hace una pausa –

    Ahora dirigimos las siguientes preces al misericordiosísimo Corazón de María y se responderá: Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.

 

Corazón de María, concebido sin pecado, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores.
Corazón de María, lleno de gracia,
Corazón de María, santuario de la Santísima Trinidad,
Corazón de María, Tabernáculo del Verbo Encarnado,
Corazón de María, el más semejante al Corazón de Jesús,
Corazón de María, abismo de humildad,
Corazón de María, modelo de pureza e inocencia,
Corazón de María, holocausto del divino amor,
Corazón de María, Espejo de todas las perfecciones divinas,
Corazón de María, mar de penas y amarguras,
Corazón de María, traspasado con la espada de dolor,
Corazón de María, martirizado en el Calvario,
Corazón de María, triste y desconsolado a los pies de la Cruz,
Corazón de María, Consuelo de los afligidos,
Corazón de María, fortaleza de los tentados,
Corazón de María, escudo y protección de los devotos,
Corazón de María, terror y espanto de los demonios,
Corazón de María, iris de paz entre Dios y los hombres,
Corazón de María, Paraíso de celestiales delicias,
Corazón de María, trono de gloria,
Corazón de María, digno de toda veneración en el cielo y en la tierra,
Corazón de María, asilo seguro y dulce refugio de todos los pecadores, Rogad, oh Virgen María, por los pobres pecadores. (Esta última invocación se repite dos veces más)

 

    Bajo tu amparo nos acogemos, Santísima Virgen María, Madre de Dios. No desprecies nuestras humildes súplicas en nuestras necesidades, sino líbranos de todos los peligros espirituales y corporales; ¡oh Virgen gloriosa y bendita!

 

V. María Inmaculada, mansa y humilde de Corazón
R. Haced nuestro corazón semejante al Corazón de Jesús


    Oremos.

    Clementísimo Dios, que para salvación y misericordioso refugio de los pecadores quisiste que la caridad y misericordia del Corazón Inmaculado de la bienaventurada Virgen María fueran las más semejantes a las del Corazón de Su Divino Hijo Jesucristo, conceded, a los que celebramos la memoria de Su dulcísimo Corazón, que por los méritos e intercesión de la Bienaventurada Virgen merezcamos ser hallados según el Corazón de Jesús. Por el mismo Cristo, nuestro Señor, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, Dios, por todos los siglos de los siglos. Amén.

Nenhum comentário:

Postar um comentário

Salve Maria!
Muito obrigado por ter prestigiado nosso blog com sua visita!
Não aceitamos comentários maldosos ou contrários a fé Católica, comentários deste tipo serão excluídos e relatados como spam.
Opiniões, críticas construtivas, sugestões, perguntas e testemunhos, iremos responder assim que der. Agradecemos a atenção.
Milícia Regina Angelorum